domingo, 16 de diciembre de 2012

MI GENERAL El sol que entraba por la ventana le segaba los ojos, impidiendo ver lo que sucedía en el patio. Sin embargo a pesar de lo avanzado de la hora, no se movió de la cama. El silencio que reinaba fuera, hacia que siguiera pegado más y más a aquel colchón castrense. Le desconcertaba tanto silencio, donde estaban sus hombres, porque no había escuchado la diana, quien había dado las órdenes del día. Ninguna pregunta tenia respuesta para el viejo general, el alzehimer había empezado a tomar posesión de su vida y de sus actos. Por eso la diana no había sonado a las seis, ni había ruido de soldados. En el nuevo patio donde se movió el general reinaba un inmenso silencio, siempre el silencio.

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