
NADA MAS
QUE NARANJAS
Le echo una
ojeada a la lista de la compra. Patatas, leche, pan, mantequilla, carne, fruta,
verduras, etc., etc., etc., si se me olvida algo, bastará con dar una vuelta
por los pasillos del súper, para recordar las viandas que no están apuntadas en
la lista de la compra. El carro, (todo un clásico) si tú quieres ir al pasillo
de la derecha, sus ruedas giran, hacia el pasillo de la izquierda. Pareciera
que los carros de los supermercados tienen vida propia. Como si estuvieran adiestrados para no obedecer. De pronto
recordé, que también necesitaba naranjas. Y como un gigantesco vómito, estaban por todas partes.
En el pasillo de la carne, naranjas, en el de los lácteos, naranjas, en el de
los licores, en el de la fruta, verdura, pescado, legumbres. Hasta en los
estantes del pasillo, de los artículos de limpieza estaban las naranjas. Diminutas cabecitas, hacinadas en estantes que
me miraban con ojillos asesinos, sedientos de venganza por la afrenta que le
habíamos infringido los Españoles a su hermano, naranjito, ese engendro del
mundial 82.
Al despertar
comprendí, que aquel sueño había sido fruto de la resaca, producida por la
nueva derrota, que como siempre nos había
apeado de cuartos. ¿Algún día ganaremos un mundial?
Amiga, me gustan tus naranjas. Un beso grande.
ResponderEliminarjajaja. Muy bueno amiga. Menos mal que el quedarnos en cuartos es una maldición del pasado...por ahora.
ResponderEliminarUn abrazo.